Natsumi se caracterizaba por su entusiasmo por los deportes, el Internet, las películas y por ser una alumna excelente, quien obtenía las calificaciones más altas. Un test de coeficiente intelectual indicó que su inteligencia era altísima: casi 140 puntos. Además, le gustaba practicar deportes, sobre todo el basquetball. Era una niña sana y alegre.
Tiempo después, descubrió el mundo de la violencia extrema al ver la película japonesa Battle Royale, la cual trata sobre una sociedad futurista en la que los escolares desafían a sus maestros, motivo por el cual el gobierno decide crear un reality show seleccionando al azar a un grupo de secundaria. Cada uno de sus integrantes será enviado a una isla desierta portando un collar, el cual explotará pasado cierto tiempo o si intentan quitárselo. La única forma es que todos se maten entre sí, hasta que solamente quede uno vivo, al cual se le perdonará la vida.
Natsumi subió a Internet su propia página de terror con macabras animaciones en Flash. La niña genio pronto comenzó a hacerse famosa en el mundillo del guro, subcultura amante de los dibujos gore y violentos. Su página tuvo mucho éxito. Pero un día, su compañera de escuela y amiga, Satomi Mitarai, de doce años, le dijo en una pelea que era más popular que ella. Luego, Satomi publicó en Internet que Natsumi era "una gorda". Natsumi comenzó entonces a derrumbarse. Abandonó el equipo de baloncesto por orden de su madre para dar prioridad a los estudios. Tras reintegrarse, volvió a salirse por su voluntad y sus calificaciones comenzaron a bajar. Un día, protagonizó un episodio en que amenazó con un cuchillo a un compañero de aula. Durante varios días, sostuvo una conducta bastante agresiva.
Un mes después del primer incidente, el primero de junio de 2004, se tomó una foto en el patio de la escuela. En ella aparece Natsumi a unos metros de Satomi, mientras las dos forman la "V" de la Victoria con sus dedos. Esta imagen, tomada unas horas antes del crimen que escandalizó al Japón, es la última foto que se tiene de Satomi en vida.
Ese día, más tarde, Natsumi llevó a su amiga Satomi a una sala vacía, donde le vendó los ojos como si se tratase de un juego. Tomó entonces un cutter y la degolló. La niña quedó agonizando, tirada en el suelo del salón de clases, donde se desangró. Luego, Natsumi caminó hasta su aula y entró con su ropa llena de sangre, para sorpresa de todos los presentes. El profesor entró en acción, y encontró muy pronto el cadáver de la pequeña asesinada de forma tan violenta.
Natsumi, en el camino hacia su salón, bajó una escalera, donde varios alumnos la vieron y comenzaron a fotografiarla. Esas fotografías fueron incautadas por la policía, pero inspiraron a muchos seguidores a recrearlas. De ese momento procede la imagen que dio la vuelta al mundo, en la cual se le representa cubierta con la sangre de su amiga, sonriente, mirando a la cámara, vestida con una falda de mezclilla, tenis blancos y una sudadera gris con la palabra "nevada" en el pecho, dentro de cuyo bolsillo aún se ve el cutter rojo lleno de sangre. Desde entonces comenzó a conocérsele como "nevada Tan" o "nevada Chan", que en japonés quiere decir "La Niña nevada".
Cuando llegó la policía, Natsumi confesó su crimen y mostró arrepentimiento: "
He hecho algo malo, ¿cierto? Lo siento, lo siento mucho", dijo, mientras la arrestaban. Las leyes japonesas prohibieron que su nombre verdadero se publicara, por ser una menor de edad acusada de un crimen grave. Se referían a ella únicamente como "Chica A"; el público se estremeció al saber que la niña asesina contaba tan sólo con once años.
Tras un juicio que se convirtió en un circo, fue encontrada culpable de asesinato en primer grado y condenada a nueve años de prisión en la penitenciaría de Sasebo. Una noche, un conductor de noticias de TV Fuji, por un supuesto descuido mencionó al aire el nombre de Natsumi Tsuji. Así se supo su verdadera identidad a nivel mundial, aunque sus fans siguieron refiriéndose a ella como "nevada Tan".
Al ingresar al penal, Natsumi fue visitada por varios psicólogos infantiles y psiquiatras criminalistas, quienes le practicaron exámenes y análisis. Todos concluyeron que se trataba de una chica perfectamente sana, sin ningún desorden mental detectable. Le diagnosticaron que padecía del síndrome Hikikomori, en el cual los que lo padecen se aíslan y no quieren salir de sus casas, ni tener trato con la gente. Pero esto era sólo un síntoma y no explicaba la conducta de la niña.
Desde entonces, una legión de fans en todo el mundo se dedicó a rendirle homenajes en forma de dibujos, muñecos, juegos de video, animaciones, canciones, poemas e incluso un himno. Varios sitios de Internet hablan sobre su vida, publican los dibujos que ella realizó y las fotografías que se han recuperado.
Fuente:
Marcianos.com.mx