02 septiembre 2010

El sol: ¿amigo o enemigo?

El sol se conoce por ser uno de los antidepresivos más eficaces, sube la moral y desarrolla la melatonina (la hormona que interviene en nuestro ritmo biológico). Gracias a los rayos ultravioletas, que sintetizan la vitamina D, el calcio puede adherirse a los huesos. También mejora ciertas enfermedades cutáneas. Como ves, no debes prescindir del sol, pero para conservar la juventud hay precauciones y gestos simples que te vendrán muy bien. A continuación, te lo explico todo.

¿Por qué hay que protegerse?

Porque puede provocarte un envejecimiento prematuro de la piel y reacciones cutáneas de todo tipo. Los riesgos inmediatos de una mala exposición son los golpes de calor y, a largo plazo, el cáncer de piel. De modo que construir una barrera contra todos los UV (ultravioletas) se convierte en algo de primera necesidad.

¿Qué son los rayos UV?

Los UVB actúan al nivel de la epidermis y son los responsables de los golpes de calor. Los UVA generan radicales libres y provocan una alteración de las células de las fibras de sostén, con el consiguiente fotoenvejecimiento de la piel. Los infrarrojos (RI) penetran hasta la capa más profunda, la hipodermis, y provocan la sequedad cutánea. Recuerda que protegerte del sol no evitará que te pongas morena, sino todo lo contrario. Un bronceado progresivo siempre durará más tiempo que el bronceado conseguido a base de golpes de calor consecutivos.

¿Qué crema elegir?

La verdad es que hay donde elegir. Cuando se acerca el verano nos bombardean con las nuevas cremas solares, pero en términos de protección la novedad no es tanta. Para determinar el nivel de protección que te conviene, ten en cuenta tu tipo de piel (de sensible a mate) y el destino. Existen 4 niveles de protección diferentes:
  • Protección baja, índice entre 6 y 10.
  • Protección media, índice entre 15 y 25.
  • Protección elevada, índice entre 30 y 50.
  • Protección extrema, índice superior a 50.

Aunque las cremas son indispensables, sólo son un medio de protección más. El principio básico reside en no exponerse al sol entre las 12 h y las 16 h. Por no hablar de los beneficios que te aportará llevar gorra y gafas de sol.

¿Cómo optimizar la crema?

Tras comprar la crema hay que aprender a utilizarla correctamente:
  • Es necesario aplicársela antes de la exposición y repetir cada dos hora, después de cada baño o cuando cambiamos de postura.
  • Si caes en la tentación de utilizar productos del año pasado, piensa que es mejor comprar cremas nuevas para que su eficacia sea óptima.
  • Presta especial atención a las primeras exposiciones, pues es cuando la piel es más frágil.

Fuente: EnFemenino.com

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