- Te precipitaste: la entrevista fue tan bien que no podías aguantarte y se lo hiciste saber a medio mundo. Compartir esta información con tanta gente demuestra que no eres demasiado discreta. Tienes que tener muy claro que van a buscar toda la información que puedan sobre ti e internet es el medio más fácil y rápido para llevarlo a cabo. Esto quiere decir que tu perfil de Facebook o Twitter va a recibir visitas insospechadas, así que tenlo preparado y acondicionado para que no se lleven ninguna sorpresa desagradable. No des la gran noticia hasta que no tengas el trabajo seguro.
- Cuidado con el perfume: ponerse litros de colonia demuestra, según expertos, aspectos negativos en una persona. Pasarse con el perfume echa a la gente para atrás y señala poca consideración hacia otras personas. Para evitar este tipo de conflictos, hay empresas que han llegado hasta el punto de prohibir las fragancias.
- Te pasaste de confianza: la persona que te entrevistaba era divertida, cercana y compartía gustos y aficiones contigo. Dejaste de verla como una jefa potencial y la empezaste a tratar como a una amiga. ¡Error catastrófico! El problema es que es muy difícil saber cómo actuar en una situación de este tipo; la empresa quiere averiguar si sabes manejarte en cualquier situación profesional y asegurarse de que conoces cuál es tu papel en la oficina. Puede hablarte de juergas y soltar tacos, pero lo ideal es que no entres al trapo y sigas en tu línea mostrándole el respeto que se merece.
- Hablaste muy mal de tu jefe anterior: tu anterior jefe era una bestia sin alma que no tenía piedad con la gente, pero nunca sabes si estás hablando con su amigo del alma o con su cuñado, así que cuando te pregunten por qué quieres cambiar de trabajo, resiste la tentación de poner a parir a tu antigua empresa y céntrate en explicar por qué eres la persona perfecta para este puesto de trabajo. Así demostrarás tu madurez y que no eres de las que habla mal del jefe a sus espaldas. Lo último que quiere una empresa es tener más drama en la oficina.
- No escuchaste: hay poco tiempo y te quieres vender de la mejor manera posible, pero si no dejas de hablar durante toda la entrevista encenderás las luces de alarma. Mucha gente habla y habla y se olvida de contestar a lo que el entrevistador de verdad está preguntando. Vas a quedar como una persona que no escucha y demasiado pagada de ti misma. Hacer preguntas vinculadas al tema de conversación demuestra que prestas atención. Muchas veces, la clave está en escuchar atentamente, ya que en algún momento pueden darte pistas de lo que están buscando; descúbrelas y no tengas reparo en utilizarlas más tarde en tu propio beneficio.
Son detalles tan pequeños que probablemente ni te fijes, pero la persona que te entrevista al otro lado de la mesa los anota ¡y los subraya!, así que ten cuidado la próxima vez :)
Fuente: CosmoHispano.com
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